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Luna de agosto

Equilibrio...

Equilibrio...

Olvídate de mí si estás conmigo.

Podemos permitirnos este lujo
de abandonar los nombres,
porque el nombre es razón de los ausentes,
y nosotros estamos en la luz,
en el aire que corta las dulces siluetas,
en el tiempo que ordena las palabras
y en los escalofríos del jardín.
Incluso en la memoria que quiso ser presente.

Después vendrá el otoño
y volverán los nombres a los labios.

Apágame, viajero,
la luz cuando te vayas.
Recuérdame , lector,
al doblar esta página.

2 comentarios

Luna -

Pues sí señor.
Se lleva el premio

Adriano -

García Montero, ¿tal vez?