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Luna de agosto

Cuando...

Cuando...

 Era pequeña, mala y llorona hasta la extenuación. Mi madre, mi padre, mi abuela o cualquiera de casa, siempre tenían  algo especial para que me quedara callada, sentada  y sin molestar, durante largo rato.

Forraban la punta de la tijera con esparadrapo blanco - para que no me pinchara - un papel de periódico y unos cuantos sobres que venían de fuera. Allí, tranquilamente, pasaba horas recortando los rojos y los azules y haciendo montoncitos de cada color. Con todos recortados,  me preparaban engrudo - harina y agua, hasta hacer una mezcla para poder pegar) Me hacían una torunda y despacio con los pequeños trozos hacía figuras de gatos, perros o caras de muñecos sobre el periódico viejo. El pasillo largo era un museo con mis obras de arte.

Lo he recordado cuando he visto un sobre igual  aquellos.

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J - 87 -

Historias de la vida y pequeños fragmentos de una gran mujer.

Un abrazo fortísimo