Cuando...
Era pequeña, mala y llorona hasta la extenuación. Mi madre, mi padre, mi abuela o cualquiera de casa, siempre tenían algo especial para que me quedara callada, sentada y sin molestar, durante largo rato.
Forraban la punta de la tijera con esparadrapo blanco - para que no me pinchara - un papel de periódico y unos cuantos sobres que venían de fuera. Allí, tranquilamente, pasaba horas recortando los rojos y los azules y haciendo montoncitos de cada color. Con todos recortados, me preparaban engrudo - harina y agua, hasta hacer una mezcla para poder pegar) Me hacían una torunda y despacio con los pequeños trozos hacía figuras de gatos, perros o caras de muñecos sobre el periódico viejo. El pasillo largo era un museo con mis obras de arte.
Lo he recordado cuando he visto un sobre igual aquellos.
1 comentario
J - 87 -
Un abrazo fortísimo