Viernes y ...

Sereno.

Se acaba la semana laboral y acabo muy cansada. La gripe me ha dejado algo desmoronada, flojilla y desganada.

 El curso de reciclaje es duro de pelar, me está dejando k.o.

 Una amiga se cambia de ciudad... De ello quiero hablar.

 Su amor y muy querido amigo, se fué definitivamente el 21 de noviembre; ella se cambia de ciudad. Nada aquí la retiene, todo le duele y necesita cambiar e iniciar una nueva andadura. La entiendo, lo comprendo, aunque me duele mucho, porque posiblemente caeré en el olvido.

Mi pareji, mis hijas y yo misma, formamos parte de su vida, de su vida pasada, probablemte no formemos parte de su vida futura, sería lo más normal.

En mi memoria y en mi corazón quedarán cientos de cenas y comidas, caminatas por la sierra, felicitaciones navideñas desde el desierto. Recordaré con cariño tantas y tantas historias de muchos años juntos. Ella sabe que la quiero muchísimo, yo sé que no me olvidará.

La obra de reciclaje es exactamente eso.  Hay que deshacer la casa. Mi amiga tiene que hacerlo  para poder seguir y comenzar de nuevo.

 Hay que deshacer una amistad para que ella pueda tomar un nuevo rumbo sin lastre del pasado, ligera de equipaje en el nuevo mundo que tiene que crear, en la nueva andadura.

Me gusta que ella sepa bailar la vida con una partitura nueva.

¿Qué es la vida si no la sabemos bailar?