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Luna de agosto

Recuerdos..

Al leer un artículo en El Hilo Invisible, recordé a Teresa…

Sucedió en estos días cercanos a las navidades. La miré, más bien la presentí, reconocí la mirada, era la misma que tenía Shila, mi querida vecina inglesa cuando pensó que era una buena idea tomar el sol a las tres de la madrugada y no usar la puerta, era mucho mejor salir por la ventana, ya no volvió a casa…

Teresa tenía la misma mirada de mi madre, la misma mirada perdida en la tristeza cuando tras largas horas de paseo un día y otro día no encontraba la casa de sus padres.

Me acerqué sigilosa y muy amable, sabía como tratarla.

Había salido a por turrón y a la vuelta aunque recordaba el nombre de la calle, no la encontraba. Le hablé muy cariñosa, no quería asustarla, le pregunté su nombre y el nombre de la calle y fuimos hablando y andando despacito, ella me comentaba de su vida, de sus hijos, de su marido. Dos calles más abajo, no creo que hubiera más de cincuenta metros de distancia, estaba su casa y un palo muy alto de colores con un señor de color a veces rojo y a veces verde que la amenazaba. Llamé al timbre y bajaron a buscarla, nadie se había dado cuenta que se había ido de casa y no me extraña...

Que bien me sentí aquel día, que bien me sentí...

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